lunes, 3 de agosto de 2015

"Modernización" en Uruguay 1




   La revolución del lanar
 La difusión de la cría del ovino significó la primera modificación de la estructura rural desde la colonia. La lana quebró la “edad del cuero” y fue un vehículo de modernización, pues permitió al país ingresar a mejores niveles de explotación económica. El ovino impulsó la tecnificación del agro (baños, bretes, alambrado) y demandó mano de obra especializada, que se asentó en la tierra y ascendió socialmente gracias a él. Elemento de pacificación en el campo, permitió el surgimiento de un nuevo sector social con espíritu de empresa y mentalidad moderna, capitalista. La buena calidad de la lana amplió los mercados exteriores del país. Acentuó su dependencia pero diversificó nuestros productos exportables y nuestros mercados de consumo, distribuyendo esa dependencia entre varios centros económicos mundiales. 
   B. Nahum, “Manual de historia del Urguay, 1830-1903”


   La estructura económica se modificó. El ovino se incorporó a la explotación del vacuno en la estancia de 1850-1870. De acuerdo al censo de 1852, la existencia ovina se reducía a 800.000 cabezas que daban de 400 a 500 gramos de lana criolla por cabeza, sólo apta para colchones. En 1868 la existencia se estimó en 17 millones que rendían 1,150 gramos de lana merino por cabeza, pues ya se había iniciado el mestizaje con ejemplares procedentes de Francia y Alemania. La lana suple al cuero como principal producto de la exportación uruguaya en 1884 de ahí en adelante, hasta que apareció con vigor la carne congelada en 1910-1920, la lana fue el principal rubro de ventas al exterior.
Esta transformación fue ambientada por el alto precio de la lana en el mercado internacional, debido sobre todo a la desaparición de la fibra competitiva, el algodón, a raíz de la Guerra de Secesión en los Estados Unidos (1861-1865).
El ovino que podía ser explotado en campos de pasturas de calidad inferior y exigía 5 veces menos tierra por unidad que el vacuno, sirvio de base al desarrollo de la clase media rural. También requería en los comienzos, un incremento de mano de obra. El estanciero poseía ahora además del vacuno criollo que casi solamente adquiria valor por su cuero, el lanar, que el mercado europeo siempre compraba a buen precio.
El Uruguay de fines del siglo XIX tuvo así características económicas que lo singularizaron en el contexto latinoamericano. Producía alimentos - la carne - y satisfacía otras dos necesidades básicas del hombre, su calzado, con el cuero, y su vestimenta con la lana. Sus mercados externos se habían diversificados en vez de tender a la dependencia de un solo comprador. Brasil y Cuba consumían su tasajo; Francia, Alemania y Bélgica, sus lanas; y Gran Bretaña y Estados Unidos, sus cueros. Al comprarle Europa mercaderías que ella también producía, el Uruguay gozó de una renta diferencial elevada, por cuanto Europa mantenía sus ganados con más altos costos de explotación.

       José Pedro Barrán

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