Liegig's |
Alambramiento de los campos |
http://www.180.com.uy/articulo/56280_cinco-claves-para-conocer-al-nuevo-patrimonio-uruguayo
http://www.180.com.uy/articulo/56256_el-anglo-de-fray-bentos-patrimonio-mundial-de-la-humanidad
El período que vamos a estudiar se inicia alrededor de 1870.
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SEÑALA: CON ROJO LOS ASPECTOS POLÍTICOS, CON VERDE LOS ECONÓMICOS Y CON AZUL LOS SOCIALES.
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CON OTRO COLOR CAMBIA EL TEXTO y anota tu propia síntesis.
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AÑADE IMÁGENES Y GRÁFICOS.
HAY ALGUNOS DE AYUDA.
EL NACIMIENTO DEL URUGUAY MODERNO EN
LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
Los
gobiernos de los militares colorados Lorenzo Latorre (1876- 1880), Máximo
Santos (1882-1886) y Máximo Tajes (1886-1890), fueron los que asentaron el
poder central, dominaron a los caudillos rurales y tornaron los alzamientos
sino imposibles, difíciles.
El Estado y
el ejército gozaron desde ese momento del monopolio de la coacción física, en
parte porque el armamento era ya costoso y de difícil manejo para los gauchos -
el fusil Remington de repetición y la artillería Krupp hicieron su aparición -
; en parte porque los medios de comunicación (telégrafo) y transportes
(ferrocarril) fortalecieron el poder montevideano; en parte porque la sociedad
y la economía estaban cambiando y se oponían a las costosas rebeliones del
pasado.
La paz
interna y el fuerte gobierno central montevideano estuvieron vinculados a
paralelas transformaciones que ocurrieron en la demografía, la economía, la
sociedad y la cultura del Uruguay.
El Uruguay
de 1830 apenas contaba con 70.000 habitantes. El de 1875 poseía ya 450.000 y el
de 1900 un millón. El espectacular crecimiento - la población se multiplicó por
14 en 70 años - no tenía parangón en ningún país americano. La alta tasa de
natalidad dominante hasta 1890 - 40/50 por mil habitantes - se había unido a
una relativamente baja tasa de mortalidad - 20/30 por mil - para ambientar este
hecho , pero el factor crucial de la revolución demográfica fue la inmigración europea.
Franceses,
italianos y españoles hasta 1850, italianos y españoles luego, llegaron en 4 o
5 oleadas durante el siglo XIX. La inmigración fue temprana en relación a la
más tardía que arribó a la Argentina, y sobre todo fue cuantiosa en relación a
la muy pequeña población existente en 1830. De 1840 a 1890, Montevideo poseyó
de un 60 a un 50 % de población extranjera, casi toda europea.
Los europeos
- y brasileños - , con valores diferentes a los de la población criolla, sobre
todo los primeros, más proclives al espíritu de empresa y al ahorro; protegidos
por sus cónsules durante las guerras civiles y recompensados siempre por sus
pérdidas por el estado uruguayo amenazado desde el exterior, se convirtieron
hacia 1870-1880 en los principales propietarios rurales y urbanos, como poseían
el 56% del total de la propiedad montevideana y el 58% del valor de la
propiedad rural.
Los
inmigrantes europeos fueron también los iniciadores de la industria de bienes
de consumo al grado que en 1889 controlaban el 80% de esos establecimientos.
Los inmigrantes, hostiles por lo general a las disputas entre blancos y
colorados, exigieron la paz interna.
La
estructura económica se modificó. El ovino se incorporó a la explotación del
vacuno en la estancia de 1850-1870. De acuerdo al censo de 1852, la existencia
ovina se reducía a 800.000 cabezas que daban de 400 a 500 gramos de lana
criolla por cabeza, sólo apta para colchones. En 1868 la existencia se estimó
en 17 millones que rendían 1,150 gramos de lana merino por cabeza, pues ya se
había iniciado el mestizaje con ejemplares procedentes de Francia y Alemania.
La lana suple al cuero como principal producto de la exportación uruguaya en
1884 de ahí en adelante, hasta que apareció con vigor la carne congelada en
1910-1920, la lana fue el principal rubro de ventas al exterior.
Esta
transformación fue ambientada por el alto precio de la lana en el mercado
internacional, debido sobre todo a la desaparición de la fibra competitiva, el
algodón, a raíz de la Guerra de Secesión en los Estados Unidos (1861-1865).
El ovino que
podía ser explotado en campos de pasturas de calidad inferior y exigía 5 veces
menos tierra por unidad que el vacuno, sirvió de base al desarrollo de la clase
media rural. También requería en los comienzos, un incremento de mano de obra.
El estanciero poseía ahora además del vacuno criollo que casi solamente adquiría valor por su cuero, el lanar, que el mercado europeo siempre compraba
a buen precio.
El Uruguay
de fines del siglo XIX tuvo así características económicas que lo
singularizaron en el contexto latinoamericano. Producía alimentos - la carne -
y satisfacía otras dos necesidades básicas del hombre, su calzado, con el
cuero, y su vestimenta con la lana. Sus mercados externos se habían
diversificados en vez de tender a la dependencia de un solo comprador. Brasil y
Cuba consumían su tasajo; Francia, Alemania y Bélgica, sus lanas; y Gran
Bretaña y Estados Unidos, sus cueros. Al comprarle Europa mercaderías que ella
también producía, el Uruguay gozó de una renta diferencial elevada, por cuanto
Europa mantenía sus ganados con más altos costos de explotación.
Al ovino
siguió el cercamiento de las estancias. Estas fueron alambradas entre 1870 y
1890 tanto para asegurar al propietario el uso exclusivo para sus ganados de
las pasturas, como para permitir el mestizaje del ovino y el vacuno con razas
europeas. El cerco dejó desocupada a la mano de obra que antes custodiaba el
ganado y generó un problema insólito de hambre y miseria rural. Esta
desocupación tecnológica se convirtió paradojalmente en un buen caldo de
cultivo para las últimas guerras civiles de fines del siglo XIX y principios
del XX.
Ovino y
cercamiento, dos enormes inversiones aumentaron la necesidad de orden interno
que tenían los estancieros. Los terratenientes protagonistas de estos cambios
se agremiaron y fundaron la Asociación Rural en 1871, con el fin de imponer la
paz interna a toda costa.
Paralelamente
ocurrieron transformaciones en el medio urbano. A partir de 1860 comenzaron las
primeras inversiones extranjeras, sobre todo británicas. Fueron los avanzados
entre 1863 y 1865, la fábrica Liebig en la industria de carnes, y en las
finanzas el Banco de Londres y Río de la Plata y el primer empréstito del
gobierno uruguayo de los inversores en la City Londinense. En 1884 se estimó en
6,5 millones de libras el total de las inversiones británicas; en 1900 ya eran
40. Los ingleses ya habían construído los ferrocarriles - la primera línea fue
inaugurada en 1869 y en 1905, el kilometraje total alcanzaba los 2000 -
invertido en los servicios públicos de Montevideo (agua corriente, gas,
teléfonos, tranvías) e incrementando sus empréstitos al gobierno y su
intervención casi monopólica en el mercado de los seguros.
En el caso
de los ferrocarriles, los capitalistas ingleses obtuvieron importantes
concesiones del gobierno uruguayo que deseaba ese medio de transporte a
cualquier costo con tal de poder utilizarlo para doblegar las revueltas
rurales. La mayoría de las líneas gozaron de un interés garantido del 7% del
capital ficto de 5.000 liras por kilómetro de vía férrea, lo que ocasionó la
construcción de inútiles curvas y tal vez de un 10 a un 5% de kilometraje
superfluo. El Estado solo podía intervenir en la fijación de las tarifas si las
ganancias de las empresas superaban el 12%, cifra a la que naturalmente nunca
llegaron.
El
ferrocarril fue esencial para que el gobierno central pudiera controlar el
interior. Cuando en 1886 el Río Negro fue cruzado por un puente ferroviario, el
Uruguay, que siempre había estado dividido en dos mitades en invierno, se
unificó.
Todos estos
inversores, como es casi obvio, exigían la pacificación interna del Uruguay,
pues las utilidades de la empresas extranjeras y el cobro de los intereses de
la deuda del gobierno uruguayo, por ejemplo, estaban ligados a la marcha
pacífica y próspera del país.
La inversión
británica en el Uruguay, aunque pequeña comparada con la totalidad de las
imperiales en el mundo, era cuantiosa comparada con el capital industrial
uruguayo.
Los estancieros
gozaban en 1900 de la posesión de dos monopolios: la tierra y la carne,
valorizadas ambas con los avances de la industria saladeril y sobre todo con la
fundación en 1905 del primer frigorífico exportador de carnes congeladas a
Europa.
El
proletariado rural ya no podía optar entre la vagancia y la labor en las
estancias, ahora debía trabajar para alimentarse. Los desocupados
miserablemente en los llamados "pueblos de ratas", cambiando su
anterior dieta carnívora por ensopados de escaso valor nutritivo. El servicio
doméstico o la prostitución para las mujeres; el peonaje, la esquila, el
contrabando y el robo de ganado para los hombres, fueron las actividades del
gaucho moderno. Pero, ya empezó a emigrar a las ciudades.
Ocurrieron
cambios también en el orden cultural y mental. La Universidad abrió sus puertas
a los estudios de abogacía en 1849, a los de Medicina en 1876 y a los de
Matemáticas en 1888. En 1877, el gobierno del coronel Latorre, inspirado por
José Pedro Varela, decretó una importante reforma en la enseñanza primaria,
volviéndola obligatoria y gratuita y otorgándole recursos para su desarrollo.
La tasa de analfabetismo que era elevadísima, comenzó a descender.
El Uruguay
también secularizó sus costumbres y su cultura. En 1861 la Iglesia Católica
comenzó a perder su jurisdicción sobre los cementerios; en 1879 el estado
decidió llevar los Registros del Estado Civil aunque admitió que el casamiento
religioso precediera al civil. En 1885 se instituyó el matrimonio civil
obligatorio y este debió celebrarse antes que la ceremonia religiosa. En 1907
se aprobó la primera ley de divorcio.
Otro signo
de la modernidad fue la aparición de un nuevo modelo demográfico. La natalidad
comenzó a decrecer ya en 1890, la edad promedio del matrimonio femenino
ascendió de 20 a 25 años, y comenzaron a aparecer las primeras formas de
control artificial de la natalidad, denunciadas con vigor por el clero
católico.
De este modo
llegó al siglo XX el país mas tempranamente europeizado de América Latina.
la foto de la locomotora no es de Uruguay, hay muchos lugares de dónde sacar una de las nuestras. saludos y muy buen trabajo
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