La revolución industrial modificó la sociedad de la época. Si bien permanecen los campesinos, los nobles (a veces mezclándose con la burguesía) y la burguesía comercial y financiera, dos grupos sociales representan a esta nueva realidad.
La burguesía industrial. Los dueños de las fábricas pertenecen a la pequeña y mediana burguesía. A través de la inversión de su capital en maquinaria buscan aumentar sus beneficios económicos. Defienden la propiedad privada de los medios de producción y la libre competencia. La burguesía, que acumulaba los beneficios de la industrialización, fue creando un modo de vida propio, con su filosofía utilitaria y sus valores de ahorro, trabajo, individualismo y autoconfianza. Los burgueses sentían orgullo de haberse formado a sí mismos partiendo de los escalones más humildes y ascendiendo gracias a su ambición y, muchas veces, a su falta de escrúpulos.
La clase obrera. Estaba formada por miles de trabajadores industriales que recibían un salario.
La burguesía industrial, buscando aumentar su beneficio, pagaba bajísimos salarios. Apareció el trabajo de mujeres en tareas inapropiadas, y de los niños en edades tempranas, con salarios mucho más bajos. Las jornadas de trabajo eran normalmente de 14 horas, en las fábricas se aplicaban rigurosos reglamentos de disciplina. No existían leyes de protección al obrero frente a ninguna situación. La mayoría de los obreros provenían del campo, donde la mejora de la producción los convirtió en desocupados. En la ciudad vivían en viviendas insalubres, en general cada familia vivía en una habitación.
Adaptado de "Historia III" Ed. Santillana
Adaptado de "Historia III" Ed. Santillana
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